viernes, 30 de junio de 2017

El triángulo del bienestar, II parte (el ejercicio)

Tres cosas son imprecindibles para encontrar el bienestar: el descanso, el ejercicio y la alimentación.

Es fácil mantener hábitos saludables si sabes cómo y qué aspectos cuidar especialmente para un bienestar total.
Ya hemos hablado del descanso como el primero de los lados del triángulo equilátero del bienestar. Hoy le toca el turno al ejercicio.

Por qué y cómo debemos mantener una vida activa para llegar al bienestar.

Bienestar es salud, es sentirse bien por dentro y por fuera. Conseguir esto es más fácil de lo que parece si cuidamos los tres lados del triángulo equilátero del bienestar: el descanso, el ejercicio y la alimentación. Hoy vamos a hablar de los diferentes beneficios del ejercicio. La actividad física es muy importante a todas las edades, ya que tiene efectos positivos no solamente en nuestro organismo, sino también en nuestro estado de ánimo, por lo que nos ayudará a encontrar el bienestar y el equilibrio.

Empecemos por los beneficios sobre el organismo.

La actividad física regular en general mejora la forma y la resistencia física. Correr, nadar e incluso caminar fortalece los músculos, y si lo practicamos al menos tres veces por semana veremos cómo cada vez tenemos mejor resistencia, y nos sentiremos más en forma. Este es el primer efecto del ejercicio en general sobre nuestro cuerpo. El deporte es una actividad divertida y muy agradecida, ya que con la regularidad, iremos notando cómo nuestro cuerpo va cambiando, se va haciendo más resistente. Y esto es solamente el principio.
Tus músculos estarán cada vez más fuertes de posibles lesiones. Los primeros días notarás los efectos del esfuerzo en tu cuerpo, es posible que tengas algunos dolores, que irán remitiendo si sigues con la práctica. Estas molestias solamente quieren decir que lo estás haciendo bien. Si persisten consulta a un especialista, pero es normal que los primeros días tengas agujetas. Los músculos se han puesto a trabajar y se están recuperando.
En cuanto a su esqueleto, el ejercicio mejora la densidad ósea, fortaleciendo los huesos, otro factor para prevenir posibles lesiones. Si hacemos ejercicio al aire libre, este beneficio será aún mayor, ya que es amigo de la densidad ósea: ayuda a fijar el calcio en los huesos. El sistema inmunológico, también se activa, haciéndonos más fuertes también contra las enfermedades.
El ejercicio mejora la circulación, la presión arterial así como la función respiratoria, efectos que ayudan a prevenir numerosas enfermedades, incluidos ciertos tipos de tumores, la obesidad y la diabetes, así como afecciones cardiacas. El ejercicio es salud, y así lo afirman médicos y especialistas de la salud, con numerosos estudios en la mano.
En la actualidad, el sedentarismo es uno de nuestros grandes enemigos, causante de numerosas enfermedades cardiacas y metabólicas. No solo lo decimos nosotros, también la OMS: la actividad física regular previene enfermedades y tiene numerosos beneficios sobre nuestra salud.

Mens sana in corpore sano.

Un cuerpo sano tiene una vida activa durante más tiempo ya que el proceso de envejecimiento se ralentiza. Con mejores capacidades físicas, circulatorias, óseas y musculares, ¿quién quiere parar de moverse, explorar y descubrir?
En efecto, el ejercicio físico también tiene efectos muy positivos en nuestra mente y nuestro estado de ánimo. Solamente el hecho de estar cuidándonos y de empezar a sentirnos mejor produce un aumento de autoestima y mejora el humor. Además, produciremos endorfinas, las hormonas de la felicidad, que por una parte nos harán sentirnos muy bien, durante y después del ejercicio, y por otra parte nos harán querer repetir.
Sí, el ejercicio crea adicción. Tanto es así, que los médicos se refieren al ejercicio como la “droga milagro” por todos sus efectos positivos.
La práctica regular de ejercicio no solamente mejora el humor, también tiene efectos positivos en estados de depresión o ansiedad, además de regular los niveles de cortisol, la hormona relacionada con el estrés. El cansancio después de la actividad física, unido a los niveles de endorfinas, producen una sensación de relajación, de bienestar y de satisfacción únicas. Por todos estos motivos, la calidad del sueño mejora, y así se favorecerá el descanso, otro de los lados de este triángulo del bienestar, que como estamos viendo están íntimamente relacionados. Buen humor, relajación y cero estrés. Suena bien.

¡Ponte a ello!

Los efectos positivos del ejercicio se empiezan a notar pronto, en las primeras sesiones. Si hacer deporte aún no es un hábito para tí, te animamos a que empieces con la actividad. Elige la disciplina que más te guste, o ponte en manos de un profesional que te aconseje cuál es la actividad que más te conviene: correr, caminar, baloncesto, pilates… Hay mucho donde elegir, y lo mejor es que no tienes por qué quedarte solamente con uno.
Lo mejor es empezar poco a poco, sin forzar, para empezar a conocer tu cuerpo y tus límites (¡verás como es fácil superarlos!), y no forzar, no se trata de eso. Se trata de poner tu cuerpo a funcionar. Lo más importante es encontrar una actividad que te guste y que se adapte a tus necesidades, así te asegurarás de mantener la regularidad.
Según las recomendaciones de la OMS, para un adulto lo ideal es practicar algún ejercicio aeróbico moderado al menos 150 minutos semanales, que puedes distribuir en 30 minutos al día entre semana o 75 minutos de actividad aeróbica vigorosa (15 minutos al día). Las actividades aeróbicas van desde caminar hasta la natación o el ciclismo. Por lo que te recomendamos que además de practicar con regularidad un deporte, aproveches para caminar, para moverte en bicicleta o subir escaleras, son pequeños regalos que le harás a tu organismo y a tu salud, que a la larga se verá beneficiada.
Ya hemos visto el segundo de los lados del triángulo equilátero del bienestar, que es el ejercicio. Practica ejercicio para cuidar tu salud, para estar en forma y estar de buen humor. El deporte te acerca al bienestar. Siempre hay tiempo para hacer ejercicio, ya que debe ser una prioridad. Al fin y al cabo, solamente necesitas invertir media hora al día.
¡Actívate para acercarte al bienestar!

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