lunes, 27 de marzo de 2017

El Yogur

El yogur es uno de los alimentos más internacionales y, además, más populares. Es de esas cosas que le gusta a casi todo el mundo y que, además, se toma desde hace tiempo. Obviamente, su consumo se ha extendido en las últimas décadas, ya que a sus magníficas propiedades nutritivas se le han sumado multitud de variantes y recetas.
Tradicionalmente, el origen del yogur se suele ubicar en las zonas en las que actualmente se ubican Turquía, Bulgaria o los Balcanes. Pero las primeras referencias que se han encontrado nos llevan a la antigua Mesopotamia, en la región en la que ahora se encuentra Irak.
yogur_natural
En aquellas épocas, la conservación de los alimentos era una preocupación para los pueblos nómadas, y el transporte de leche se hacía en bolsas hechas con piel que, junto al calor de los animales que la llevaban, hacían que se fermentara y se convirtiera en yogur.
Lo curioso es que, a pesar de conocerse el proceso de fermentación y fabricación, el yogur fue un alimento que no se expandió a otras regiones hasta pasados muchos años. De hecho, no fue hasta finales del siglo XIX cuando se comenzó a estudiar la fermentación de un modo más científico y menos tradicional, gracias a las investigaciones del científico búlgaro Stamen Grigorov y, sobre todo, al impulso del ruso Iliá Méchnikov, cuyos estudios sobre los beneficios del ácido láctico en la salud intestinal resultaron esenciales y muy influyentes.
Así, ya a principios del siglo XX, la producción del yogur comenzó a expandirse por otros países de Europa. Pero las ventajas de su consumo se centraban principalmente en los beneficios para la salud e, incluso, se presentaba como un producto casi medicinal. Esa fue la razón por la que, al principio, y durante un buen tiempo, los yogures se vendían solo en las farmacias y, muchas veces, indicados específicamente para los que padecían de alguna debilidad o enfermedad intestinal.
Tzatziki
Pero esos tiempos ya han pasado y, actualmente, los yogures se venden en casi cualquier tienda de alimentación y supermercado. Su variedad es prácticamente infinita en cuanto a tipos y sabores, y sus aplicaciones en gastronomía son también múltiples, lo cual amplía aún más el abanico de posibilidades que se nos ofrecen.
Si te estás preguntando cuáles son los beneficios de comer yogur, te tenemos que decir que no son pocos. Entre los más destacados y conocidos, obviamente se encuentran esos primeros asociados a las bacterias que están presentes desde su fermentación y que favorecen el funcionamiento intestinal y también reestablecen la flora bacteriana.
yogur_arandanos
Pero el yogur también es una fuente importante de minerales, como el calcio, el fósforo y el magnesio, así como de vitamina B, y también aporta una gran cantidad de proteínas de origen animal, que son consideradas de alta calidad por los nutricionistas.
Pero, diversos estudios más recientes también asocian el consumo de yogur a la mejora en la intolerancia a la lactosa, en la prevención de diabetes y también contra la obesidad, ya que es un alimento que sacia y que aporta nutrientes muy buenos.
Incluso hay mucha gente que lo utiliza como base para cremas y mascarillas hidratantes, porque pueden ayudar a mejorar la salud de las pieles más secas.
Y, ahora que ya sabes cuáles pueden ser las principales bondades de comer yogur, tal vez te estés preguntando cuáles son las mejores maneras de comerlo, y algunos usos en la cocina que no sean los más tradicionales.
Obviamente, lo más apropiado para obtener las ventajas sin recibir ninguna desventaja es comer el yogur natural pero, dependiendo de cada caso y cada gusto, se puede optar por alguna otra versión. Es decir, los que busquen perder peso pueden optar por las versiones desnatadas, y los que no sean demasiado aficionados al sabor del yogur natural pueden echarle un poco de azúcar o algún edulcorante.
Si lo que quieres es un desayuno rico o una merienda fresca y divertida, puedes partir de un buen yogur natural y añadirle distintos complementos. Estos pueden ser, por ejemplo, trozos de fruta, según cual sea la temporada y qué tipo de fruta te guste más. Algunas de las que más se suelen comer con yogur son las fresas, los plátanos, los mangos o cualquier fruto rojo que encuentres en tu tienda favorita.
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Otra de las opciones que más recomiendan muchos nutricionistas por sus aportes a largo plazo y porque es algo muy rico que le gusta a todo el mundo es echarle unos frutos secos. Las nueces o las avellanas le quedan de maravilla al yogur y, aunque no te gusten demasiado los frutos secos crudos (porque cuando están fritos y salados ya no son tan recomendables), si los comes así seguro que te encantan.
¿Qué decir de los cereales? Son otro gran clásico para acompañar al yogur, sobre todo en los desayunos. Puedes prepararte un tazón de yogur y echarle unos copos de avena, o muesli, y además de los aportes nutricionales también obtendrás una sensación de saciedad que te ayudará a contener el apetito en las siguientes horas.
Y, por si pensabas que se nos había olvidado o no lo habías pensado nunca, no vamos a dejar de lado de esas opciones saladas, como el tzatziki griego, que es mayormente yogur con pepino, menta, un poco de ajo y un poco de limón, o incluso las distintas salsas de yogur que combinan perfectamente con ensaladas, con verduras a la plancha o, si eres más atrevido, para darle un toque especial a las salsas con las que combinas carnes y pescados.
Como ves, el yogur es tan versátil que lo puedes comer con casi cualquier cosa y casi a cualquier hora.

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