sábado, 18 de marzo de 2017

Migrañas


Qué es

Ni todos los dolores de cabeza son migrañas, ni todas las migrañas cursan con dolores de cabeza. La cefalea o dolor de cabeza es una de las formas más comunes de dolor. Aunque su causa es desconocida, el dolor que la produce se debe a una dilatación de las arterias situadas en el cráneo.
Una migraña es un dolor de cabeza recidivante, pulsátil e intenso que habitualmente afecta a un lado de la cabeza, aunque puede afectar a ambos. El dolor empieza repentinamente y puede estar precedido o acompañado de síntomas visuales, neurológicos o gastrointestinales.
Aunque la migraña puede iniciarse a cualquier edad, generalmente empieza en personas entre 10 y 30 años de edad. A veces desaparece después de los 50 y es más frecuente en mujeres que en varones. Si se tiene en cuenta que más del 50 por ciento de las personas con migraña tienen familiares que también la padecen, es de suponer que la tendencia puede estar transmitida genéticamente. En general, el dolor de la migraña es más grave que las cefaleas tensionales.

Etiología

El nervio trigémino se encuentra en el cerebro y transmite sensibilidad a la cabeza. Una de las ramas de este nervio conecta con los vasos sanguíneos de las meninges, tejido que recubre el cerebro. En ocasiones, las meninges se inflaman provocando una sensación de dolor que es transmitida al cerebro a través del trigémino y, por tanto, provoca el dolor de cabeza: es decir, la migraña.

Causas

Las causas exactas de las migrañas se desconocen, aunque se han estudiado varias teorías. Actualmente se cree que la migraña es un trastorno constitucional con base genética. Las causas desencadenantes son difíciles de identificar y diferentes en cada personas, pero las más frecuentes son:
  • Herencia: Aunque la forma de herencia no está totalmente establecida, en algunas formas especiales de migraña ya se ha identificado el gen que la transmite situado en el cromosoma 9.
     
  • Edad: En la infancia la migraña se presenta por igual en niños y niñas. A partir de la pubertad y debido a los cambios hormonales, se dispara la incidencia de migraña en las mujeres.
     
  • Estrés y ansiedad: Es necesario aprender a relajarse, buscar alguna distracción en momentos estresantes.
     
  • Hormonas: Lo más frecuente es padecer una o dos crisis al mes, fundamentalmente en la época de primavera y otoño, y éstas pueden llegar a durar de 4 a 72 horas. Además del intenso dolor de cabeza estas dolencias van acompañadas de otros síntomas como náuseas, fotofobia o vómitos. En menor medida pueden provocar irritabilidad, anorexiavértigos y mareos. La migraña suele empeorar con la ovulación y la menstruación, así como con la toma de anticonceptivos orales. El embarazo, sin embargo, suele mejorar transitoriamente la migraña y muchas mujeres mejoran extraordinariamente cuando desaparece la menstruación (menopausia).
     
  • Ingestión de alcohol y dieta: Algunos alimentos y bebidas pueden desencadenar ataques de migraña. Por ejemplo, el alcohol, especialmente el vino tinto o burdeos; las comidas con glutamato monosódico MSG; productos que contienen tiramina; o las carnes en conserva con nitratos.
     
  • Falta o exceso de sueño: También puede ser un desencadenante de la migraña.
     
  • Factores medioambientales: El tiempo o los cambios de temperatura, las luces deslumbrantes o las fluorescentes, las pantallas de ordenador, los fuertes olores y las elevadas altitudes.
     

Cronificación de la migraña

Una migraña puede reaparecer de manera crónica si el paciente no toma las medidas adecuadas para contrarrestar sus efectos. Cerca de un tres por ciento de las personas con migraña pasan de tener una migraña episódica a una crónica cada año, mientras que un seis por ciento pasa de una migraña de baja frecuencia a otra de alta frecuencia. Algunas de las causas que pueden provocar esta cronificación son las siguientes:
  • Automedicación.
     
  • Consumo excesivo de analgésicos.
     
  • Falta de diagnóstico y tratamiento.
     
  • Sobrepeso y obesidad.
     
  • Trastornos respiratorios del sueño, como el SAHS (apnea del sueño).
     
  • Depresión, estrés y ansiedad.

No se dispone de ninguna prueba de laboratorio que sea útil para el diagnóstico de la migraña, aunque, debido a su patrón específico del dolor, suele resultar fácil identificarla. Alrededor del 20 por ciento de las personas manifiestan síntomas de depresión, irritabilidad, inquietud, náuseas o falta de apetito, que aparecen unos 10 a 30 minutos antes de iniciarse el dolor de cabeza (período denominado aura o pródromo).
Un porcentaje similar de personas pierde la visión en un área específica (denominado punto ciego o escotoma), o perciben luces dispersas o centelleantes; con menos frecuencia sufren una distorsión de las imágenes, como por ejemplo, cuando los objetos parecen más pequeños o más grandes de lo que en realidad son. Algunas personas experimentan sensaciones de hormigueo o, con menor frecuencia, debilidad en un brazo o pierna. Es habitual que estos síntomas desaparezcan poco antes de iniciarse la cefalea, pero a veces se mezclan con el dolor.
Las etapas de un ataque de migraña se pueden clasificar de la siguiente manera:

1. Síntomas premonitorios (pródromos)

Aparecen entre dos horas y dos días antes de iniciarse el dolor. Se pueden detectar ciertos síntomas que podrían mantener relación con un mal funcionamiento del hipotálamo, región del cerebro que controla el equilibrio interno del cuerpo. Algunos de estos síntomas son cansancio, dificultad para concentrarse, aumento del apetito, bostezos y retención excesiva de líquidos. Estos síntomas aparecen en un 60 por ciento de los pacientes.

2. Aura

Son los síntomas neurológicos transitorios, que se instauran de forma progresiva y provocan alteraciones en la visión en la mayoría de los casos y, en menor medida, de sensibilidad o del lenguaje. Se debe a una depresión cortical propagada: el lóbulo occipital del cerebro lanza una onda que se emite de atrás a adelante provocando una disfunción en las estructuras cerebrales. El aura sólo se da entre el 15 y el 20 por ciento de los pacientes con migraña, y tiene una duración entre 10 y 30 minutos. No todas las migrañas presentan aura.
Los tipos de aura más frecuentes son:
  • Aura visual: Es la más común, aparece en un 90 por ciento de las migrañas con aura. Su forma tiende a ser la de un destello en la mitad del campo de visión que se va extendiendo en forma de líneas en zigzag que se desplazan hacia uno de los lados. Existen a su vez distintos tipos de alteración de la visión:
     
    • Formas negativas: El campo visual se ve afectado en ciertos puntos.
    • Formas positivas: Aparecen imágenes falsas, con destellos o distorsiones.
    • Formas complejas: Alteran la visión, ya sea cambiando el color o el tamaño de los objetos del campo visual.
       
  • Aura sensitiva: Aparece en un 60 por ciento de los casos. Consiste en una sensación de hormigueo que aparece en los dedos de la mano y se extiende hacia los hombros y, en ocasiones, hasta la boca y la lengua.
     
  • Aura del lenguaje: Es poco frecuente. La persona que sufre este tipo de aura presenta problemas para articular palabras o para entender a otros.
     
  • Aura retiniana: Es muy poco habitual. Sus síntomas son los mismos que los del aura visual, pero afecta a un solo ojo.
     
  • Aura del troncoencéfalo: Es muy poco frecuente. Los síntomas aparecen en el tronco encefálico y son comunes a los de las auras visual, sensitiva y del lenguaje.
     
  • Aura motora: Muy poco frecuente. Produce una parálisis temporal de una parte o la totalidad del cuerpo, aunque no suele durar más de un día.

3. Fase de dolor

Se suele presentar como una molestia leve de cefalea que se va incrementando en intensidad. Tiene una duración de entre cuatro y 72 horas, aunque sólo una sexta parte de los pacientes la sufren durante más de 48 horas.  El tipo de dolor y su zona afectada varía en cada paciente.

4. Fase de resolución o de “resaca” (postdromos)

El dolor provocado por la migraña va desapareciendo, aunque el 80 por ciento de los afectados afirma encontrarse mal tras el episodio de dolor intenso. Su duración es variable: desde pocas horas hasta varios días.

Prevención

Puesto que no están claras cuáles son las causas concretas de una migraña, resulta difícil determinar una forma de prevenirla. Sin embargo, se pueden seguir unas recomendaciones relacionadas con algunos de los síntomas frecuentes de los pacientes que sufren migraña, de forma que las probabilidades de que aparezca sean más bajas:
  • Dieta: algunos pacientes relacionan la ingesta de ciertos alimentos con un episodio de migraña. Es por lo tanto importante saber con certeza cuál es el alimento desencadenante y evitar sólo aquel que lo provoque. Entre los alimentos que actúan como posible desencadenante se encuentran el alcohol, la comida china, los ahumados, el chocolate, los frutos secos, los cítricos o la cafeína. Ayunar se asocia igualmente con la aparición de migraña, por lo que es importante comer varias veces a lo largo del día en horarios regulares.
     
  • Higiene del sueño: mantener unos hábitos de sueño saludables, descansando las suficientes horas y con un horario constante, puede evitar un episodio de migraña.
     
  • Nivel de hormonas: especialmente indicado para las mujeres que sufren migraña durante los ciclos menstruales. Las variaciones de estrógenos que pueden provocar, por ejemplo, los anticonceptivos pueden empeorar los episodios de migraña.

Tipos

Existen diversos tipos de migrañas: la migraña con aura está precedida de alteraciones visuales, como manchas negras en el campo visual o visión de puntos o líneas luminosa. La migraña acompañada aparece con pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo o con alteraciones en el sistema nervioso central. Otro tipo de migraña, sin cefalea, se caracteriza por vómitos, náuseas y abatimiento, sin que aparezca dolor de cabeza. El 90 por ciento de los pacientes que sufren los tipos de migraña más frecuentes, que son:
  • Cefalea de tensión: es un dolor leve o moderado. Puede estar provocado por el estrés, malas posturas, fatiga o depresión.
     
  • Cefalea de racimo: Es más frecuente en mujeres. Se trata de un dolor en uno de los lados de la cabeza que se extiende hasta llegar al ojo. Puede durar unos 15 minutos y a menudo ocurre por la noche.
     
  • Migrañas o jaquecas: Constituye un conjunto de síntomas entre los que se encuentran, además del dolor de cabeza, vómitos, náuseas, sensibilidad a la luz y al ruido. Las migrañas son trastornos que tienen base hereditaria. El dolor suele localizarse en una parte de la cabeza o en toda. Tiene un carácter pulsátil y se acompaña de un malestar generalizado. Este dolor empeora normalmente con la actividad física y mejora con el reposo. Afecta a 17 de cada 100 mujeres y a un 5 por ciento de los hombres.


Migrañas crónicas

Son aquellas que aparecen durante más de 15 días al mes. Son poco frecuentes, ya que sólo aparecen en el dos por ciento de todos los casos de migraña. Sus causas pueden ser diversas: herencia, uso frecuente de analgésicos, malos hábitos higiénicos o dietéticos, ansiedad o depresión. Afectan más a las mujeres.

Migrañas menstruales

Es la migraña que aparece durante el inicio o fin del ciclo menstrual. Suele comenzar a ocurrir en la menarquia y tiende a desaparecer con la menopausia. Se relaciona con la caída de estrógenos que se produce antes de la menstruación. Existen dos tipos:
  • Migraña menstrual pura: La migraña ocurre desde dos días antes del sangrado hasta dos días después, pudiendo variar su duración. No se dan más episodios a lo largo del resto del ciclo.
     
  • Migraña relacionada: La migraña ocurre de la misma manera que la menstrual pura, pero además aparecen más episodios de dolor a lo largo del ciclo.

Diagnóstico

El diagnóstico de la migraña es de difícil identificación. La media de tiempo en que se tarda en diagnosticar una migraña es de 28,7 meses. Esto se debe a la baja frecuencia con la que las personas afectadas acuden al médico en busca de un tratamiento, y a que la mitad de las personas que padecen de migraña desconocen que la tienen.
De forma general, se realizan las siguientes observaciones:
  • Duración: puede durar de 4 a 72 horas.
  • Localización: puede estar en un lado de la cabeza o ambos.
  • Cualidad: el dolor es sordo o pulsátil.
  • Intensidad: moderada o severa.
  • Influencia de la actividad física.
  • Otros síntomas: nauseas, vómitos, fotofobia, fonofobia.

Tratamientos

Aunque todas las migrañas están asociadas con el dolor, difieren en su severidad y su frecuencia. Por ello es necesario crear un tratamiento a medida que atienda las necesidades individuales de cada enfermo. La medicación intensa es empleada para tratar cefaleas determinadas y deben usarse rápidamente en la fase inicial. En ocasiones también son efectivas para la reducción de otros síntomas del ataque, como las náuseas, los vómitos o la sensibilidad al ruido o la luz. Las terapias preventivas son empleadas de forma diaria para prevenir los ataques o reducir su frecuencia y severidad.
Dentro de estas terapias se encuentran las farmacológicas y las no farmacológicas, como las terapias físicas y de comportamiento. Por último, los medicamentos de rescate se aplican cuando la medicación intensa falla. Generalmente pueden administrase en casa, aunque algunas terapias más agresivas que requieren inyecciones intramusculares o intravenosas se dan en el consultorio médico o en el servicio de urgencias. Este tratamiento puede causar somnolencia, lo que resulta adecuado para aliviar el dolor, aunque algunos pacientes se quejan porque les impide continuar con sus actividades cotidianas. Existen cinco agentes diferentes para el tratamiento individual de las migrañas:
  • Analgésicos: aspirinas, ibuprofeno, paracetamol o metamizol. No presentan altos índices de eficacia en el tratamiento, por lo que sólo resultan efectivos en migrañas leves o moderadas. Se deben evitar aquellos con barbitúricos, codeína y cafeína.
     
  • Antiinflamatorios: sólo están indicados en episodios de leve o moderada intensidad y deben estar prescritos por un profesional médico. Los antiinflamatorios con eficacia demostrada son ácido acetilsalicílico, naproxeno sódico, ibuprofeno, dexketoprofeno y diclofenaco.
     
  • Antieméticos: se usan para crisis de migraña con náuseas y vómitos.
     
  • Ergotamina.
     
  • Triptanes: se consideran los medicamentos más efectivos para las migrañas de intensidad moderada o grave. Algunos tratamientos combinan varios agentes, pero su abuso puede agudizar el problema en lugar de aliviarlo. Su consumo es prescrito por un médico y deben tomarse al inicio del episodio de migraña. Algunos de ellos son sumatriptán, zolmitriptán, naratriptán, rizatriptán, almotriptán, eletriptán o frovatriptán, y cada uno tiene indicaciones específicas.
Existen también varios medicamentos que pueden prevenir la aparición de una crisis de migraña:
  • Betabloqueantes: para migrañas sin aura, por hipertensión arterial o embarazo.
     
  • Neuromoduladores: para migrañas con o sin aura, de epilepsia, crónicas o de sobrepeso.
     
  • Calcioantagonistas: para migrañas con o sin aura en casos de intolerancia de betabloqueantes o topiramato.
     
  • Antidepresivos: para migrañas por depresión o cefaleas de tensión.
     
  • Antihipertensivos: para migrañas por hipertensión arterial o por intolerancia a betabloqueantes.
     
  • Bótox: para migrañas crónicas. Se trata de un nuevo tratamiento preventivo que puede reducir a la mitad los días de migraña y cefalea. Para que resulte eficaz, debe inyectarse al menos en 31 puntos de la cabeza y el cuello con una técnica que sigue la distribución de los nervios pericraneales.

Terapias alternativas

Existen además varias terapias no farmacológicas que están siendo utilizadas con éxito en el abordaje o prevención de las cefaleas.

Terapias alimentarias

La alimentación tiene una relación importante con la aparición de cefaleas y migrañas. No sólo el tipo de alimentos influye en este aspecto, sino también en los horarios en que se producen las comidas. Así, por ejemplo, el ayuno es uno de los principales motivos de migraña, por lo que se debe evitar prolongar el tiempo sin comer y mantener un horario de comidas regulares.
Se debe tener en cuenta también que no hay alimentos que desencadenen una migraña como tal, pero si pueden favorecer a su aparición. Los alimentos que favorecen esta aparición son los que contienen tiramina (quesos), nitratos (carne curada), chocolate, conservantes y edulcorantes artificiales. Por otra parte, el alcohol sí parece tener un efecto directo sobre la aparición de la migraña.
Existen componentes de alimentos que, por otro lado, favorecen la no aparición de una migraña:
  • Vitaminas: Especialmente la riboflavina (B2), de la que se recomiendan consumir 400 miligramos diarios.
     
  • Magnesio: Se recomienda una toma diaria de un mínimo de 500 miligramos.
     
  • Coenzima Q: Se recomienda un mínimo de 150 miligramos al día.
     
  • Preparados botánicos: Inhalación de vapores, masajes con lavanda o anís, baños de eucalipto o hierbabuena, la aplicación de compresas de hierbabuena o jengibre o infusiones.

Terapias físicas

  • Acupuntura.
     
  • Masajes.
     
  • Medicina adyuvédica (medicina india).
     
  • Medicina osteopática.
     
  • Medicina quiropráctica.
     
  • Qijong.
     
  • Tratamientos corporales.
     
  • Yoga.

Terapias mentales

  • Biofeedback: La terapia de retroalimentación eléctrica monitoriza las sensaciones del cuerpo, desde la temperatura hasta la tensión muscular. Conocida esta información, el paciente intenta mejorar el control sobre la tensión muscular y la temperatura con el fin de eliminar los síntomas asociados a las cefaleas y reducir la frecuencia y severidad de los ataques.
     
  • Hipnoterapia.
     
  • Meditación.
     
  • Psicoterapia: Consiste en aprender a controlar los pensamientos y reducir los de naturaleza negativa. Esto permite que el enfermo controle el estrés y las situaciones en la que es probable que se desencadene un ataque.

Otros datos

Las migrañas en niños

Antes de la pubertad no hay diferencias entre la cantidad de niños y niñas que padecen cefaleas, pero tras esta fase de la vida, la migraña es mucho más común en las adolescentes. En algunas ocasiones finalizan en la adolescencia, pero pueden volver cuando se alcanza la edad adulta. Los niños más pequeños suelen sufrir migrañas en las dos partes de la cabeza, mientras que los mayores suelen sentirlo en una parte sólo. Afortunadamente los ataques son más cortos en los niños que en los adultos. Los síntomas relacionados más comunes en los niños son la náusea y los vómitos, la diarrea, un aumento de la necesidad de orinar, sudores, sed, e hinchazón.
Las "auras" visuales no son tan comunes en los niños como en los adultos. Frecuentemente los dolores de cabeza provocados por la migraña se atenúan en un año, incluso sin tratamiento. Al igual que en los adultos, hay que identificar y evitar los factores que provocan las crisis o las potencian. Los médicos suelen recomendar mantener una hora fija para acostarse y para comer y evitar una sobrecarga de actividades. Los tratamientos no farmacológicos, como la biorretroalimentación o las técnicas de relajación se recomiendan especialmente en los niños de esta edad, que suelen ser más receptivos a estas terapias que los adultos. Si fuese necesario el tratamiento farmacológico, el médico comenzará empleando un solo analgésico.
Las combinaciones de estos fármacos que se emplean en los adultos se recetan en dosis menores. Dependiendo de la frecuencia, duración e intensidad de los dolores de cabeza, y de la respuesta del niño al analgésico, se puede recetar un plan de tratamiento farmacológico preventivo.

Consejos a tener en cuenta:

  • Mantener un diario en el que ha de escribirse lo siguiente:
     
    • La fecha y el momento en el que comienza cada cefalea y su duración.
    • Cualquier otro signo de migraña, tales como náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz, sonido u olores; o aura.
    • Cualquier causa que pueda provocar un ataque.
    • En las mujeres, el día de comienzo del periodo menstrual. Con toda esa información, un médico podrá identificar el patrón de los dolores de cabeza y ajustar el tratamiento.
       
  • Pedir a un amigo o familiar que ayude a vigilar los síntomas de aviso de los dolores de cabeza. Estos síntomas de advertencia pueden ocurrir en cualquier momento, bien pocas horas, o pocos días antes de que el dolor de cabeza comience. Pueden ser variados: sed; bostezos, fatiga, depresión, euforia, irritabilidad, mareos, sensibilidad a las luces o sonidos, tortícolis, sentimiento de frío, mayor necesidad de orinar, diarrea, estreñimiento, etcétera.
     
  • Tener siempre consigo una dosis de los fármacos recetados por el médico y tomar los medicamentos de la forma descrita por el médico.
     
  • Consumir sólo los medicamentos prescritos por el médico. No utilizar dosis más altas de las recomendadas. No dejar de tomarlos sin consultar antes con el médico. Algunos fármacos hay que dejar de consumirlos gradualmente para evitar efectos secundarios no deseados.
     
  • Si no se ha podido tomar una dosis, hacerlo lo antes posible -excepto si es el momento de la toma de la siguiente. En ese caso olvidar la anterior, ya que no se deben doblar las cantidades recomendadas.
     
  • Después de tomar un fármaco contra las migrañas, túmbese en la oscuridad, en una habitación silenciosa hasta que el dolor comience a desaparecer.
     
  • Recuerde que usted y su médico son socios en su cuidado. Es por su bien seguir los consejos de su médico, y hacer todos los cambios en el estilo de vida que puedan ayudar a controlar las cefaleas.
     

Historia

Los primeros datos sobre la migraña datan de la antigüedad, apareciendo ya descripciones de sus síntomas en poemarios de más allá del año 3.000 a.C. Posteriormente, Hipócrates también describió los diferentes síntomas gracias a los conocimientos que obtuvo de la medicina egipcia sobre el año 460 a.C.
Areteo de Capadocia fue quien realizó la definición de la migraña más completa en el siglo II d.C., aunque por entonces se conocía como heterocránea

Complicaciones


Una migraña puede derivar en casos excepcionales en complicaciones que van más allá de los síntomas habituales:
  • Estado migrañoso: Se establece cuando la crisis de migraña dura más tiempo de lo habitual, más de 72 horas. Esto provoca síntomas como hormigueo en las manos, calambres musculares o rigidez.
     
  • Aura persistente sin infarto: Se da cuando el aura permanece más de una semana sin que haya habido otra complicación, como un infarto cerebral.
     
  • Infarto migrañoso: Aparecen síntomas relacionados con la migraña tras haber sufrido una lesión isquémica cerebral. Es un caso extremadamente excepcional.
     
  • Cefalea por abuso de medicación.




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