miércoles, 10 de mayo de 2017

Ejercicios para practicar la concentración

Vivimos en la era del multitasking y la distracción. Hoy nuestro tiempo se ha visto invadido por los teléfonos móviles y las redes sociales, y cada vez es más frecuente el gesto de consultar el teléfono móvil cuando no sabemos qué hacer.
Te recomendamos unos ejercicios para practicar la concentración y la atención, para redescubrir lo que nos rodea y que está fuera de la pantalla.
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En la era de la información en la que vivimos estamos rodeados de contradicciones. En primer lugar, tanta información y tantas maneras de acceder a la información, están colapsando nuestra capacidad de atención. Internet es un territorio en el que podemos encontrar información de todo tipo, cientos de veces más que en la Biblioteca de Alejandría. Toda esta información está a un click de nosotros, y parece que tanta accesibilidad y tan fácil nos hace perder el interés por el conocimiento. La información y el conocimiento están ahí, por lo que solamente necesitamos consultar Internet para resolver alguna duda o completar una información.
Esto está anulando alguno de los procesos mentales que siempre hemos llevado a cabo en nuestro día a día. El ser humano nunca ha tenido acceso a un dispositivo como el teléfono móvil, un aparato que ya parece que forma parte de nuestro cuerpo. Los móviles nos permiten de manera muy sencilla acceder a Internet y a las decenas de redes sociales que existen para estar conectado con amigos, pero también con gente que casi no conocemos. Universidades de todo el mundo estudian el poder que tienen las redes sociales sobre nuestra autopercepción y nuestra autoestima y sobre nuestra decreciente capacidad de concentración y aprendizaje.
Los mecanismos que se activan en el cerebro cada vez que nuestro teléfono recibe una notificación, ya sea un mensaje importante, un like o incluso un aviso de que alguien ha publicado algo, activan una respuesta en nuestro cerebro que depende de los mismos mecanismos que cuando se pone a funcionar la respuesta ante situaciones de peligro. El sonido de una notificación puede anular completamente nuestra concentración sobre el trabajo que estamos haciendo, y lo peor es que esta desconexión de nuestras tareas puede durar mucho más de lo que supone consultar el mensaje que hayamos recibido.
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Internet tiene un poder especial para absorber nuestra atención con cosas que no siempre son especialmente interesantes. Se podría comparar al poder de la televisión, si no fuera porque muchas personas declaran sorprenderse a sí mismas consultando su teléfono móvil mientras están viendo la televisión. Por lo que el poder de esas pequeñas pantallas brillantes es mayor que el poder de la televisión, apodada en los años ochenta como “la caja tonta”.
El problema de esta nueva configuración de nuestros cerebros es que muchas veces perdemos la atención sobre los asuntos importantes. Nos estamos perdiendo muchas cosas, y por eso hoy te queremos proponer unos ejercicios para practicar la concentración y tener una relación sana con el  mundo conectado.

Desconéctate

Para aprender a estar conectados, primero debemos aprender a desconectarnos, y volver a entender el mundo sin Internet. El ser humano lleva miles de años funcionando y consiguiendo grandes cosas sin estar conectado.
Redescubrir el mundo sin internet es algo precioso.
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Sal a pasear

Un paseo diario, además de ser un ejercicio muy recomendable, es una buena manera de redescubrir el mundo off line. La ciudad, un parque o el campo, cualquier escenario es válido para reconectar con la gente, observar a nuestro alrededor y constatar que fuera del universo de Internet existen cosas preciosas.
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Charla con tus amigos

En persona.
¿Alguna vez has tenido la sensación de que hablas más con tus amigos a través del móvil que en persona? Las redes sociales han hecho que no haga falta que nuestros amigos nos cuentes lo que han hecho, ni que les preguntemos cómo les han ido las vacaciones.
Aprovecha para escuchar las experiencias y pensamientos genuinos de los que te rodean sin el filtro de Internet.

Organiza tu trabajo

Una de las parcelas de nuestra vida que más afectada se puede ver por la falta de concentración es nuestro trabajo. Muchas veces nuestras tareas diarias se ven afectadas por atender al correo electrónico e incluso por las continuas interrupciones del teléfono móvil. Organiza tu tiempo de manera que consultar el mail sea uno de los quehaceres, y teniendo en cuenta que la parte ejecutiva es fundamental. Muchos de los mails que recibimos (por no hablar de los mensajes y notificaciones) no exigen una respuesta inmediata, por lo que organiza tu trabajo de manera que no estés continuamente escuchando cómo recibes correos.

Lee

La literatura y los libros son preciosas ventanas a otros mundos diferentes. Leer un libro estimula la imaginación y la concentración. Cuando la lectura nos absorbe entramos en un curioso estado mental en el que nuestra mente dibuja las palabras que estamos leyendo, ejercitamos la memoria y conocemos nuevos mundos. La lectura es un placer para el cual no necesitamos nada más que luz y un lugar cómodo para sentarnos.

Escucha música

La música es otra de las cosas que hacen que nuestra mente se transporte y nuestra imaginación vuele, y para la que no – tampoco- necesitamos Internet. Descubre antiguas grabaciones y discos que no se pueden encontrar on line, y acostumbra de nuevo a tu oído a sentir el sonido de la aguja recorriendo los surcos de un vinilo. Son pequeñas  y deliciosas sutilezas.
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Escoge una actividad para trabajar con las manos

Las manualidades, el DIY, o la cocina son actividades excelentes para trabajar la concentración y para valorar el momento presente. Hacer una cosa con cuidado y con cariño hace que nuestro cerebro segregue dopamina, la hormona del placer.

Medita

La meditación es un ejercicio de concentración en nuestra propia respiración y en nuestros pensamientos, para aprender a escucharnos y aprender a alcanzar el estado de atención plena, en el que presenciar el momento presente. Muchas de las actividades que acabamos de enumerar son una manera de meditación: leer un libro sin atender a nada más, escuchar un buen disco sin estar haciendo otra cosa o trabajar con las manos son maneras de trabajar la atención plena y de estar atentos al momento presente.
Busca tiempo en el día para hacer estas actividades y conviértelas en una prioridad. Tu mente lo agradecerá y descubrirás que el día tiene más horas de las que parece y que las cosas y las personas que nos rodean son lo más importante.

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